Un viernes, justo dos días antes del "Día de la Madre", volví desde la escuela a casa a todo lo que daban mis piernas. Necesitaba conversar con mamá urgentemente. Un episodio que había sucedido durante la hora de dibujo exigía una explicación que sólo mi mamá podía darme. Es que se trataba de un asunto relacionado con las madres y —por lo tanto— ¿a quién sino a ella preguntarle?
—¡Mami! ¡Mami! —la llamé a los gritos, apenas pisé el hall de casa.
Su voz me llegó confundida con el sonido del agua de la ducha:
—Me estoy bañando, nene; ¡ya voy!
Pocas veces los minutos de espera me parecieron tan largos. Estaba ansioso por escuchar lo que ella iba a decirme en cuanto le contara lo que le habían dicho a mi compañero Gerardo Fox.
—Gerardo se puso a llorar, mami. Resulta que estábamos haciendo el dibujo para entregarles a ustedes el domingo próximo y Roberto Polimeni (que un rato antes se había peleado con Gerardo en el recreo) le dijo en voz bien alta, como para que lo oyera hasta la profesora: —¿Y para quién vas a dibujar, si tu mamá no existe? Gerardo lo miró lanzando rayos, tragó saliva y sólo atinó a decirle: ¿Estás loco? ¡Yo tengo madre! Enseguida, se largó a llorar.
"Todos nos quedamos mudos, porque a la mamá de Gerardo la conocemos desde el jardín de infantes, ¿viste? Al principio tan muda como nosotros, la señora de Blázquez abandonó de pronto el escritorio y se acercó a Polimeni para retarlo. Se le notaban los nervios: ¿Qué le dijiste? ¿Qué es eso de que Gerardo no tiene mamá?
"Sin que se le moviera un pelo, Polimeni aseguró: ¡Es la verdad! ¡Fox es hijo adoptivo! ¡Mi mamá me lo contó!
"La señora de Blázquez no sabía qué hacer: si consolar a Gerardo, que seguía llorando con la cara aplastada sobre el banco, o si continuar retando a Roberto.
"Una cosa era evidente: ella tampoco sabía nada acerca de eso de "adoptivo", porque quiso solucionar el problema tomando a Fox de una mano y llevándoselo con ella hacia la sala de profesores, sin agregar nada más.
"Los demás seguíamos mudos.
"Antes de que los dos salieran del aula, parece que Polimeni se arrepintió de lo que había dicho, porque echándose a llorar él también, gritó: ¡Y bueno! ¡No me miren como a un monstruo! ¡Se lo dije para hacerlo rabiar!
—Mami, ¿qué quiere decir "adoptivo"? ¿Es una mala palabra? —le pregunté a mi mamá, apenas concluí con el relato de lo que había pasado en clase.
—No, Andi, todo lo contrario, es una hermosa palabra... Encierra puro amor en sus ocho letras, aunque para entenderla tendrás que saber primero algunas otras cosas.
Entonces me explicó:
—Muchas mujeres desean tener un bebé (como yo también quise tenerte y, por suerte, te tuve), pero no pueden formarlo dentro de su cuerpo. Entonces, como existen en el mundo muchos chiquitos que se quedan sin mamá, o sin mamá ni papá, adoptan a uno de ellos. Adoptar significa criar un niño exactamente igual como si fuera el propio hijo.
"También hay mujeres que ya tienen sus hijos "biológicos" (que así se llaman los que se forman dentro de sus cuerpos) y adoptan uno. Es que —desgraciadamente— existen muchísimos bebés que perdieron a los padres... Se les dice "huérfanos".
—¿Y dónde viven?
—Por lo general, en unos establecimientos conocidos como "orfanatos", hasta que alguien, como la mamá de Gerardo, decide ir a buscarlos.
—Entonces... si cada familia adoptara a un bebé, ¡no existirían los orfanatos! —exclamé, impresionado por lo que mi mamá me había contado.
—Es cierto... Claro que no toda la gente entiende —exactamente— lo que significa una mamá... por eso Polimeni quiso ofender a Gerardo... Seguramente, nadie le explicó esto que yo te estoy contando ahora.
Y ahí mismo agregó:
—La primera mujer que nos besa... la primera mujer que nos alimenta... la primera mujer que nos cuida... la primera mujer que nos quiere... esa es una mamá. Muchas veces, mamá es la misma mujer que nos tuvo dentro de su cuerpo hasta que nacimos, como la abuela Mercedes a mí o yo a ti. Nuestro rostro se le parece quizá, o copiamos su mismo color de ojos, la forma de sus manos y hasta el tono de la voz. Pero otras veces, mamá es quien adopta a un bebito o a un nene cuando ya está hecho, pero solo en el mundo, y se lo lleva a vivir con ella como la señora de Fox se llevó a Gerardo. Entonces, también se encuentra el parecido, aunque en ciertos rasgos que no se ven tan fácilmente: acaso el hijo repite el gesto de su sonrisa, el modo en que come una manzana, su mismo gusto por los pájaros o por los libros... ¡Y qué fortuna tener madre!, ya sea ésta "biológica" o "adoptiva"... Porque no se puede ser un chico feliz, no es posible sentirse completamente niño, si no se crece junto a una mamá. ¿Quién, si no, va a rodearnos con los brazos abiertos cuando damos los primeros pasos? ¿Quién, si no, va a alcanzarnos un vaso de agua a la medianoche? ¿Quién, si no, va a estrechar con ternura nuestra mano para darnos ánimo antes de entrar al consultorio del médico? ¿Quién se alegra tanto con nuestra alegría? ¿Quién se contagia de inmediato de nuestra tristeza? Únicamente mamá. Claro que también protesta y se pone seria... Claro que también se enoja y nos reta... No sería una mamá si nunca se preocupara por nosotros. Una caricia y un ceño fruncido... Casi una niña como la mamá de Gerardo, o de cabeza agrisada, como la abuela Mercedes... Excelente cocinera, buena pintora o eficaz obrera... Simpática, enérgica, dulce, famosa, conversadora, laboriosa, pensativa, anónima... pero siempre la primera mujer que nos besa, que nos cuida, que nos quiere... Mamá."
Esa noche, me costó dormirme. Pensaba en las lágrimas de Gerardo y pensaba también que esas lágrimas no hubieran sido derramadas por él si a la gente no le pareciera algo tan raro o secreto un hijo adoptivo... Porque por algo ni yo ni los demás compañeros nos habíamos enterado de que Fox lo era... Por algo Roberto Polimeni se lo había dicho de ese modo, como si fuera una vergüenza... Por algo Gerardo lo había ocultado durante tanto tiempo...
La última imagen que me cruzó el pensamiento antes de dormirme fue la de una enorme casa repleta de chicos abandonados... ¿Por qué la gente grande permitía que sucediera una cosa así?
Elsa Bornemann
EL NIÑO ENVUELTO
(Cuentos sin cuento para chicos de 8 a 13 años)
Es bellisimo, y muy bueno para contarselo a los chicos, que puedan entender que es la adopcion y que una Mamá puede ser aquella que te llevo en el vientre o aquella que te da todo desde el primer momento que te abraza y te de su primera mamadera!!!! lo digo por experiencia, y siempre con la verdad es lo mejor, no hay enojos ni posteriores arrepentimientos de no haberle dicho desde un prinicipio desde su primer dia.
ResponderEliminarSoy mama de una niña de 4 años biológica y bebe de bebe de 5 meses adoptado !!!! Y puedo dar fe que estos niños hermanos, mis hijos se aman!!!!!
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